Hace unos días hablaba de cochinillo, de ese plato que por primera vez habíamos preparado en casa.
El origen de esta decisión está en otro plato de cochinillo que, hace años habíamos tomado en Arévalo, aquel día cambió nuestra opinión sobre este producto que, hasta entonces no entraba entre nuestros preferidos. Años después en Segovia repetimos la experiencia con un resultado menos importante.
En el último trimestre del 2014 hicimos una visita a Aranjuez haciendo una parada para comer en uno de sus singulares restaurantes. Aquel día nos ofrecieron entre otras cosas cochinillo, nos pareció fenomenal por su sabor y lo crujiente de la piel. Durante la comida recordamos anteriores platos que, a pesar de los años, teníamos presente.
Esta referencia nos llevó a arriesgarnos a preparar el cochinillo responsable de mi anterior entrada en el blog.
Hasta aquí todo normal, tan solo que, por correo, vengo recibiendo publicidad del restaurante los Galayos en la calle Botoneras, una de la bocacalles de la Plaza Mayor de Madrid, justo enfrente de los bares que venden bocadillos de calamares fritos. En la publicidad a la que me refiero se viene resaltando las bondades del cochinillo que prepara el restaurante, en particular sus ocho horas de asado.
Con toda la anterior información dijimos que para empezar el 2015 íbamos a probar el cochinillo del restaurante los Galayos, de esta forma sabríamos cuál es el nivel para un buen plato de cochinillo y, además, tomarlo como referencia para futuras aventuras gastronómicas, si es que lo real y la publicidad coincidían.
Pues dicho y hecho, este domingo día 4 de enero del 2015, reservamos una mesa en los Galayos y, cumpliendo el plan, pedimos cochinillo. El resultado fue sorprendente, en especial cuando, con cierto recelo, cogí el cuchillo para cortar la piel, era puro hojaldre, muy crujiente y abriéndose suavemente a la presión de la hoja del cuchillo, lo demás vino en consecuencia. Aunque no somos devotos del cochinillo, el que estábamos comiendo superó a los anteriores y para nosotros quedó como un plato muy importante y serio de nuestra gastronomía.
El costillar que nos pusieron en el Restaurante los Galayos.