El cambio que nos promueve esta nueva etapa de la industria, denominada I4.0, se apoya, básicamente, en la introducción de recursos digitalizados que facilitan la comunicación, la transformación, el análisis y la toma de decisiones. En realidad, lo que nos solicita el cambio es la búsqueda de ahorros de energía; los objetivos estratégicos de innovación, productividad y sostenibilidad que se plantea nuestra sociedad, han de ser satisfechos con el consumo óptimo de energía.
¿Cómo debe ser el papel de la Calidad en esta etapa, e inmediato futuro? En línea con el argumento del párrafo anterior la gestión para la calidad debe facilitar y sostener la búsqueda del ahorro de energía. Nuestros sistemas de gestión, por su origen, generación y tradición, mantienen unos modelos y unos conceptos, que para satisfacer la I4.0 deben estar alineados con los nuevos recursos y estándares que se solicitan. Está muy aceptado que la calidad se consigue a través de iteraciones en las que detrás de cada una de ellas hay una mejora; bajo mi punto de vista cada iteración es un gasto de energía que conlleva extra-costes y algunas otras importantes pérdidas.
Estas entradas al blog quieren actualizar algunos de los más importantes paradigmas que en calidad nos enfrentamos todos los días y a cada momento. Hemos de ser eficaces desde el primer paso en el que nos enfrentamos al lanzamiento de un sistema, hasta la puesta en uso para el cliente. No es solo cumplir las normas que, especialmente en el campo de la automoción, se exigen, es absolutamente necesario que el concepto gestión óptima de la energía esté integrado en nuestra manera y procesos de gestión, utilizarlo y manejarlo. Es un bien que nos cuesta conseguir y que nos es vital, no solo desde un punto de vista de coste sino de estrategia competitiva.
Este post forma parte de un conjunto de seis en los que iremos comentando algunos de los paradigmas actuales fue la industria, pero que, para esta nueva forma de trabajar en la industria , hay que actualizarlo a los nuevos requisitos.